Aburrimiento que mata [Libre]

Los profesores habían accedido tan rápido a dejarlo salir que no tardó en hacerlo por si cambiaban de opinión. Ya había entregado la tarea y realizado la de la próxima clase, así que tenía el día libre. Cerró ignorando una de las tantas miradas asesinas que recibía cada vez que pasaba por al lado de alguien, y caminó aburrido por los pasillos.

Metiendo las manos en sus bolsillos, divisó una cabellecera rubia en el patio. Arrugando el entreseño la siguió sin miedo a ser regañado hasta donde ella estaba. Era la hija de los Malfoy, los viejos amigos de su padre, Theodore Nott. Edward se cruzó de brazos apoyándose contra un árbol y mirándole con la mirada perdida.

La verdad era que esa chica le gustaba desde que la había conocido, pero eran tan diferentes que Ed nunca se había atrevido a hablarle. Sabía que algún día iba a tener que hacerlo, pero no iba a ser ése. O quizás el equivocado era el rubio: ella danzando se dio vuelta y lo divisó sin problemas. Se quedó mudo intentando inventar una excusa para que le creyera.

-- ¿Qué haces acá, Malfoy? es horario de clases --replicó tomando su puesto de Prefecto (?.

Arrugó el entresejo una vez que la vio acercarse a el, sorprendido pero sobre todo, nervioso. Malfoy era incluso mas linda de cerca, no iba a negarlo... no podía hacerlo, pero tampoco lo iba a admitir.

-- No me importas vos, ilusa -- le respondió con frialdad -- lo que importa es que nuevamente estás quebrando normas, ya veo que es un hobbie entre los tuyos, ¿verdad, Malfoy?. Asi que digame, ¿tengo que recitarle otra vez las reglas del colegio o la lelvo directamente a la sala de castigos?.

Intentó retomar su postura tomando el camino de la ironía como solía hacer para cuando necesitaba defenderse de los castigados, como en aquella ocasión en que le tiraron una bomba fetida en la cara. Edward estaba casi seguro que había sido un Gryffindor, pero no tenía idea de quien pudo haber sido y le molestaba no tener a alguien para vengarse. Pero quizás eso cambiaría con el castigo para la Malfoy jr.

-- Malfoy, si queres respeto, debes ganartelo -- replicó Edward con una sonrisa de suficiencia: el ya lo había hecho, por eso tenía el título que tenía y la libertad que gozaba. -- Y la verdad es que no veo ningún esfuerzo de tu parte.

La sonrisa del rubio se amplió cuando le vio sacudir la cabeza como espantando ideas. Habia algo en todo aquello que le divertía y mucho, y aunque no sabía muy bien de que se trataba, pretendía disfrutarlo al máximo antes de tener que escucharla.

-- Que lástima, Malfoy así vas a ir por el mismo camino que tu querido padre --sonrió con maldad-- y que tu hermano. Espero que la Sala de Castigos te siente bien con este calor...está tan cerca de la mazmorras de pociones --agregó como lamentandose con voz burlona -- y ahi no corre viento. ¿Crees que alguna vez el profesor abra las puertas para ver si entra alguna corriente?

Finalizó mirandola de reojo esperando su reacción. No sabía muy bien porque, pero el molestar a la Malfoy era ya, su hobbie favorito.

-- Bueno, uno nunca sabe quizás tengan un porqué para cerrar la puerta, tú lo sabrás mejor que yo -- respondió sin prestar mucha atención a lo decía puesto que se había quedado con la mirada clavada en el Bosque. Estaba segura que había visto algo moverse allí, detrás de los árboles aunque no había podido divisar qué era.

Ignorando olímpicamente a Nott, le pasó por al lago con la intención de ingresar al Bosque una vez más. No le temía, puesto que ella era la que mas miedo daba, pero sí la invadió la curiosidad.

Sin esperar nisiquiera que Edward le siguiera los pasos o fuera a delatarla, se internó en la oscuridad del lugar, entornando los ojos concentrada en intentar volver a ver bien esa criatura o ese alguien. Pero a su paso pisó una rama caída y al instante se escuchó un ruido sordo, como de alguien al caer. Movió la cabeza para ver mejor, aunque no pudo ver nada pues alguien detrás suyo había ahogado un grito. ¿Qué era eso?.

Sacó la varita y la sostuvo firmemente entre sus dedos, dispuesta a atacar si necesitaba. Nunca le había agradado usar la varita heredada de sus padres pero ahora no veía alternativa: ¿y si era un Mortífago que intentaba atacarla?. Sabía muy bien sus propósitos en tal caso: su varita. La Varita.

La aferró con mas fuerza, conocedora que una vez que la use todo el colegio se enteraría de lo que en realidad era. La llamarían mortífaga, se apartarían de ella, la mirarían con miedo incapaces siquiera de pensar o imaginar qué podía llegar a hacerles ella con esa varita.

Sonrió con suficiencia mientras continuaba apuntando hacia donde ella creía que había venido el ruido.

Edward enarcó una ceja al escucharla hablar, no estaba acostumbrado a que lo ignoraran y menos aun tan olimpicamente, asi que la siguio a través del Bosque Prohíbido. No entendía que estaba buscando, pero ese lugar no le agradaba en absoluto miles de historias le habia contado su padre sobre ese lugar y no todas habian sido necesariamente agradables recuerdos.

El miedo se acentuó en el rostro del rubio al escuchar un ruido sordo y sin poder evitarlo ahogó un grito. Malfoy ya tenia varita en mano y una sonrisa de suficiencia en el rostro. Mientras la veia, se preguntaba por qué el no la habia imitado. En vez de eso, estaba con la mirada clavada en el arbusto que se habia vuelto a mover.

Nott sacó la varita del bolsillo de su pantalón, imitando por fin a Malfoy y rogando para sus adentros que no fuera un mortífago lo que estaba ahí atrás, aunque algo le decía que tampoco era algo bueno lo que los estaba esperando.

Clavé la mirada en el arbusto que otra vez se movía. Torcí la boca en forma de disgusto ya que no podía ser un animal, o ya lo hubieran visto. ¿Y si era un mortífago?. Nisiquiera quería pensar en esa probabilidad, pero a la vez en su mente recorrían hechizos de ataque y defensa, sólo por si acaso.

Divisó a su lado a Nott con la varita en la mano. Le miró por el rabillo del ojo sorprendida ya que no esperaba que le siguiera, ni menos que atacara en vez de salir corriendo. Quizás, sólo quizás, había subestimado a Nott... pero aun no estaba dicha la última palabra.

-- Quien quiera que seas, sal en este momento --exigió con la voz ruda y la vista clavada en el arbusto. En su mano, la varita bailoteaba esperando ser usada, mientras se deslizaba por el sudor nervioso de la rubia. ¿Por qué estaba tan nerviosa?... ¿Era mas porque estaban por hallarse con un posible mortífago o porque Nott estaba tan cerca suyo?. Bien, eran los dos.

-- Y tú Nott, puedes correr ahora que puedes --le dijo con una sonrisita en los labios aparentando ser ella cuando en realidad tenía miedo.