¿Por qué siempre a mí? {Scor}

por **Sunshinne A. Malfoy** Jue Dic 23, 2010 11:52 pm

Apenas escuché la explosión en el aula, salí corriendo a toda velocidad por el pasillo. A pesar de estar con el rostro tapado por la túnica negra reglamentaria del colegio, podía escucharse claramente mi risita divertida: se lo merecían, claro que sí.

Gracias a la muchedumbre que se reunió alrededor del aula, pude esconderme entre los alumnos para pasar desaparercibida. Me quité la túnica que me protegía, doblándola cuidadosamente en el espacio de mi mochila, antes de volver a fijar la vista en la profesora que acababa de salir. Se trataba de mi profesora de Estudios Muggles, a quien siempre su pasatiempo favorito era hacerme enojar. ¿Cómo? Castigándome por cosas que no había hecho.

Sabía que para lo que había hecho, el castigo mínimo sería la suspensión por un mes pero eso no me importaba ahora, sino ver a una profesora confundida y, por sobre todo, apestosa. Sus alumnos le siguieron armando un escudo alrededor de la puerta, peleando entre ellos por salir primero a tomar aire. Una fina sonrisa de suficiencia se dibujó en mis labios, antes de dar la media vuelta y partir del lugar.

Colocando mis manos en los pantalones de jean que llevaba esa vez, vagué la mirada entre el techo y las ventanas del pasillo con aire pensativo, para planear qué próxima travesura hacer. O quizás fuera un descanso: el día estaba hermoso para salir afuera y no veía prohibició alguna que valiera.

Me encaminé entonces a los inviernaderos, aquél lugar lleno de plantas extrañas al cual me gustaba ir a leer o simplemente a curiosear. No era que me gustara la herbología, eso era cosa de mi madre, pero habían muy buenas plantas de las cuales tomar prestadas para hacer nuevas bromas.

Bajé dando pequeños saltitos en los escalones, tomándome mi tiempo entre paso y paso, ya que no tenía apuro alguno. El olor inundaría pronto el colegio, y por mas que no lo quisieran tendrían que suspender las clases hasta deshacer la broma por completo. No les llevaría mucho tiempo la tarea, pero sí el volver a reunir al alumnado con tan precioso día. Estaba casi segura que darían el día libre cuando se riendieran. El problema era, ¿cuánto tardarían?.

Otra vez una risa se coló entre mis labios mientras intentaba abrir la puerta del segundo invernadero, el mas iluminado de todos. Una vez que logré hacerlo, caminé con cuidado de no pisar ninguna raíz u otra cosa que me haga resbalar, antes de sentarme en la mesa del centro a mirar el cielo.

Claro que como no podía ser para menos, escuché un ruido cerca mío. Instantáneamente saqué mi varita del bolsillo izquierdo y apunté hacia donde creía que había venido el ruido.

-- ¿Quién eres? --pregunté con frialdad sin bajar la vara.

por Invitado Dom Dic 26, 2010 8:34 pm

Siempre es la misma exhibición en la clase de pociones; los tejones trabajan duro intentando no quedarse atrás, los cuervos explotan su inteligencia sin mirar más lejos de su mesa, los leones son sermoneados por su impulsividad como preventiva de algún incidente y dejando lo mejor para el final tenemos a las serpientes que utilizan su astucia para terminar antes que todos buscando salir con las mejores puntuaciones. -¿Ahora que planeas solecito?- Siseo el rubio en parcel sin esperar a que le respondiera al notar como su hermana empezaba su faena con un elemento ajeno a la tarea que debían llevar acabo, continuó su trabajo de una manera silenciosa y en la siguiente mirada nota como la rubia hacía llegar el ingrediente al caldero de un escandaloso Griffyndor. –Buena jugada.- Bufó empleando aun la lengua antigua al tiempo en el que se cubría tras su mesa protegiéndose de la explosión para después levantarse buscando a su melliza con la mirada pero esta había salido del aula intentando no descubrirse por aquella risa tan peculiar.

-¡Salgan todos al pasillo!- Anuncio la profesora con su semblante inquebrantable mientras sacaba su varita, abrió rápidamente el único ventanal existente al final del aula y como era de esperarse todos salieron dispersándose en el pasillo como les apetecía. El rubio por su parte se recargo en una de las columnas con los brazos cruzados al frente mientras una sonrisa de media luna afloraba en sus labios, la misma que se desvaneció cuando escucho a Ariana decirle que una de sus amigas se había desmayado por el susto y que le llevaría a la enfermería. –Ve tranquila te veo más tarde en la sala común.- Le respondió viendo frustrada la posibilidad de hacer alguna maldad junto a la joven, le vio regresar a donde estaba otra de sus compañeras sosteniendo a la castaña y luego de cargar con ella desapareció al final del pasillo. –Es imposible continuar así, tómense la clase libre pero no holgazaneen demasiado que mañana lo repondremos.- Argumento molesta la profesora desde el interior de la mazmorra sin dar un motivo o una razón aunque el joven Malfoy sabía que intentaría descubrir al autor del incidente.

Rodeo sus orbes grises intentando sopesar la situación descubriendo que apenas quedaban unos cuantos Ravenclaw, los demás habían escapado en la confusión y el estaba demasiado ensimismado en sus pensamientos para hacerlo. -Como si alguien le escuchara.- Refunfuño a la vez que se apartaba de la pared en un solo movimiento, llevo sus manos a sus bolsillos e instintivamente siguió a sus pies sin una dirección en especifico encontrando desorden a donde quiera que iba decidiendo al final abandonar el recinto y sin darse cuenta como ni cuando se miro a si mismo evitando con gracia el rechinido de la madera desvencijada al pisar los escalones del invernadero. –Así que aquí estas Sunny.- Siseo al descubrir el aroma de su hermanita, perfume tan dulce que encontraría aunque estuviera a kilómetros y en pos de hacer cabrear a la rubia continuó con sus pasos haciendo rechinar la madera lo más posible. - Solecito, creo que deberías saberlo después de vivir dieciséis años, nueve meses y un poco más juntos. – Replicó con ironía al tiempo que se aproximaba, sin extrañarse de que le estuviera apuntando con la varita sin intención de sacar la propia.

por **Sunshinne A. Malfoy** Dom Dic 26, 2010 11:44 pm

¿Por qué la madera rechinaba tanto? ¿acaso sería otra vez el gordo de Slughorn viniendo a hablar con la profesora de Herbología?. Arrugué el entrecejo sin bajar la varita, solo por si acaso. Cualquier cosa diría que estaba practicando para las clases de Encantamientos... él era uno de los pocos profesores que me creía.

Pero la confusión dejó lugar a la frustración cuando divisé a mi hermano de entre las plantas. Bufé bajando la varita, pero mantiéndola en la mano derecha, por precaución. Cómo si no bastara con tenerlo en las clases, ahora me perseguía, ni que fuera tan pequeña.

-- Ah, eras tú -- dije ignorando el resto de su frase -- Podrías tener un poco más de consideración la próxima, ya estás tan detestable como Nott. ¿y ahora qué haces aquí? tenés el día libre y dudo que quieras pasarlo conmigo

Comencé a mecer las piernas, apoyando el peso de mi cuerpo en mis brazos pero sin dejar de mirarle por si se le ocurría embrujarme. Suspiré jugando inconcientemente con la varita en mi mano derecha, haciéndola pasar de un lado al otro.

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